Dependencia
La dependencia aparece cuando dejamos de consumir una sustancias que llevábamos consumiendo durante tiempo y a la que el cuerpo se ha acostumbrado. Aparece el síndrome de abstinencia, que es característico de cada droga particular y que puede tratarse con éxito a través de un programa de desintoxicación.
Por ejemplo, el cese brusco del consumo de alcohol deja un síndrome de abstinencia caracterizado por anorexia, ansiedad, confusión, diaforesis, dolores de cabeza, insomnio, irritabilidad, taquicardias, convulsiones, alucinaciones e incluso delirium tremens. Este proceso dura unos pocos días y puede aliviarse mediante fármacos.
La persona que ha desarrollado dependencia experimentará también tolerancia, es decir, necesitará cantidades cada vez mayores de dosis para conseguir el mismo efecto que le producía la sustancia en los primeros consumos.
La dependencia puede ocurrir con el uso crónico de drogas e incluso cuando se toman determinados fármacos con uso médico apropiado. En este sentido, la dependencia física en sí misma no constituye adicción, pero a menudo la acompaña. La dependencia termina una vez ha pasado el síndrome de abstinencia mientras que la adicción acompañará la persona toda la vida.
Adicción
A pesar de que la persona se haya desintoxicado totalmente y su cuerpo esté libre de droga, sigue siendo adicta. La adicción se caracteriza por un consumo compulsivo de la droga, a pesar de las consecuencias negativas que se derivan de este.
El adicto prefiere consumir drogas antes que realizar cualquier otra actividad. La persona con dependencia a sustancias sufre una incapacidad para dejar de usar la droga que le hace desatender sus obligaciones laborales, sociales y familiares.
En este caso, se necesita un solo contacto con la droga para volver a perder totalmente el control. La adicción es una enfermedad mental en la que se encuentran alterados los mecanismos de regulación de la conducta, en especial, los que atañen al control motivacional y emocional.
No todos los dependientes son adictos
Se puede tener dependencia sin ser adicto aunque en muchos casos una cosa sí que implica la otra como es el caso de los drogodependientes en los que su única obsesión y sentido de vivir se centra en la consecución de la próxima dosis.
Si dependencia se entiende más en el ámbito de las sustancias y sus efectos en el cuerpo humano, con las adicciones entran en juego otros factores psicológicos y no sólo síntomas físicos. Es por ello que se puede ser adicto al juego, al sexo, a las drogas o incluso al trabajo o al uso de los teléfonos móviles.
En estos casos las sensaciones que provoca la actividad o sustancia que produce la adicción acaparan el control de su vida en todos sus ámbitos afectando negativamente a las relaciones del adicto con su pareja, hijos y familiares, así como en su entorno laboral.
Muchos de estos adictos se amparan en mentiras para ocultar su adicción y cuando son descubiertos se pone en serio peligro el trabajo o el matrimonio entrando en una espiral destructiva que solo se da en las personas adictas y no tiene porqué en muchos dependientes.