Las razones y circunstancias por las que una persona consume de forma compulsiva y adictiva son tantas como personas consumen. Cada uno tendrá sus motivos, causas y efecto. Sin embargo se pueden establecer similitudes en las consecuencias en los casos graves de adicción a sustancias. Las conoceremos a continuación:
1. Falta de sentido vital
Uno de los aspectos que se suele repetir en, al menos la mayoría de los casos, es el sentimiento de que la vida no tiene sentido, así como la falta de motivación para progresar, sostener un trabajo, estudio o lazos sociales; o, también, la idea de que no se podrá cambiar y mejorar la calidad de vida, como si la adicción estuviera impuesta y la persona no pudiera tener incidencia en ella. En definitiva, sentirse abatido, sin fuerzas, “perdido”.
2. Baja autoestima y sentimiento de autoeficacia
Consumir sustancias para callar o detener el angustioso pensar, evadir, calmarse, ¿escapar?, ¿de qué? Probablemente de uno mismo, de los propios miedos, las angustias acumuladas durante años, frustraciones, dolor… escaparse de ser quien uno realmente es, escondiéndose detrás de la “máscara protectora” que va construyendo una adicción.
Generalmente experimentando escasa autoestima y un pobre concepto de sí mismas, las personas adictas se perciben como no merecedoras de cosas buenas, se catalogan como «perdedores». Sienten que han perdido la dignidad, sienten que son “nadie”. Consideran que deberían quedarse solos, como si no merecieran tener una digna compañía, (aunque verdaderamente le generen escalofríos pensarse en soledad).
Para que el consumidor compulsivo comience el camino de alejamiento de las drogas, será necesario llegar a la idea de que se está atravesando un problema de salud, algo que escapa a su control y voluntad. Poder hacer un cambio depende de querer hacerlo, y para esto muchas veces se necesita de un “tocar fondo” que ayuda a reflexionar.
3. Crisis en los lazos sociales y pérdida de control
Aparecen las ausencias. Para poner un ejemplo, faltas en eventos familiares, giras (ausencias) de varios días, desinformación de las familias respecto al paradero y estado de salud. Los consejos, los reproches o el deseo de que la persona adicta abra sus ojos y decida alejarse del consumo, muchas veces no son suficientes.
4. Complicaciones a nivel laboral
A medida que va avanzando gradualmente una adicción, se hacen presentes dificultades en distintas áreas de la vida de la persona. El área laboral también puede verse afectada. Llegadas tarde que se suceden con ausencias, accidentes en el trabajo por cansancio o como efecto residual de ese consumo que no se pudo evitar antes de empezar la jornada laboral. O incluso, en una instancia avanzada del consumo problemático, optar por consumir sustancias dentro del mismo horario y contexto laborales, cuando ya los límites autoimpuestos son mínimos o nulos.
5. Efectos en el cuerpo
En casos graves de adicción, las personas no logran tomar en serio las consecuencias de la ingesta de sustancias dañinas para el organismo. Y muchas veces ocurre que se toma conciencia del cuerpo y los daños cuando éstos ya son avanzados y graves. Como ejemplos podemos dejar planteados cardiopatías, problemas de circulación, disfunciones y patologías en diversos órganos, en especial el hígado, formación de úlceras, deterioros en el sistema nervioso.
Será importante aquí comprender que se trata de un problema de salud, acompañar en la medida de lo posible hasta que la persona en cuestión pueda reconocer que tiene un problema y que ese problema tiene solución, por lo cual deberá pedir y aceptar ayuda. Poco a poco la persona dejará de sentirse nadie para volver a ser, incorporando herramientas para empezar a poder ser, sin drogas.