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La legislación sobre el juego, una misión imposible

Bajo el título “Por qué es tan difícil legislar sobre alcohol en España” la revista Adicciones denunciaba hace unos años lo incomprensible que resultaba en España no regular adecuadamente para prevenir el alcoholismo sobre todo después de los efectos positivos que tuvo para la salud pública la legislación sobre el tabaco.

El preocupante incremento de menores durante el último año ha llevado al gobierno español a trabajar con una nueva ley que acabe con el consumo de alcohol en menores, elevando la edad de inicio de consumo de alcohol, limitar su acceso y desarrollar iniciativas de prevención y sensibilización.

Aunque ha costado unos años y todavía hay mucho trabajo por hacer en la prevención y el consumo de alcohol, si hablamos de la adicción al juego la situación es mucho más grave, ya que las recientes medidas que regulan el juego suponen la promoción de una actividad que es la principal causa de la ludopatía, considerada como un trastorno mental tanto por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como por la Asociación Psiquiátrica Americana (APA).

A pesar de la gravedad del problema las sucesivas regulaciones han ido incrementando exponencialmente la oferta, el acceso así como el atractivo y la publicidad de los mismos sin ser conscientes del riesgo que supone la promoción excesiva del juego para la salud y el bienestar de los ciudadanos.

España cuenta con unos de los reglamentos sobre juegos de azar más antiguos del mundo, se trata de El Ordenamiento de Tafuferías de Alfonso X el Sabio, que se trataba de un código mediante el cual se disponían de una serie de medidas para castigar los comportamientos deshonestos en el juego. Seis siglos más tarde se instaura la Lotería Nacional como una forma de recaudación de impuestos, la cual puede considerarse como la actual antecesora de la actual Lotería primitiva. Esto coincide con un punto de inflexión, ya que a partir del siglo XIX el juego de azar deja de tener naturaleza privada para convertirse en una actividad económica de primera magnitud, como forma de recaudación y como actividad lucrativa donde algunas empresas promueven negocios cuyos beneficios empresariales se basan en lo que juegan los jugadores. Nacen los casinos y los salones de juego vinculados a ambientes sociales económicamente favorecidos en los que apuestan las clases dominantes. A partir de entonces, y en la medida en que se trata de una actividad económica cuya regulación depende del Estado, el juego de azar que no estaba expresamente permitido, se consideraba prohibido. Restricción que alcanzó sus principales cotas de prohibición durante la dictadura de Franco.

Después de la muerte de Franco se legalizó el juego como una forma de atracción de capital de turismo extranjero y de captación del nacional. Se legalizaron bingos, casinos y máquinas recreativas y se liberizó el sector, convirtiéndose en una actividad empresarial.  A partir de ese momento y en lo que se refiere a la adicción en España, las máquinas se convirtieron en las responsables de más del 80% de casos de ludopatía.

En España cualquier persona tiene en su entorno más cercano muchas máquinas ante las cuales no se necesita ningún tipo de acreditación que pueda limitar el juego excesivo. Como consecuencia, hasta la llegada del juego online el 40% del dinero gastado en todos los juegos legales de azar se jugaba en estas máquinas, en 2015 casi 10 mil millones de euros.

La aparición de las nuevas tecnología y de internet también supone una revolución en el juego de azar. En la actualidad los juegos son mucho más accesibles gracias a los dispositivos electrónicos e internet que han contribuido a la aparición de nuevas modalidades, el incremento en la oferta así como una mayor disponibilidad. En este campo el legislador llegó tarde ya que cuando apareció la Ley 13/2011 de Regulación del Juego ya hacia mucho tiempo que las empresas de juego online operaban de forma ilegal o alegal. Se daba la paradoja que la publicidad de juego estaba prohibida para casinos, bingos y máquinas, cuya actividad estaba regulada y era legal, mientras que empresas de apuestas deportivas o póquer online ejercían su actividad de forma anómala y tenían una enorme presencia mediática, hasta el punto de ser visibles como patrocinadores en la Liga de Futbol Profesional.

En las motivaciones de la Ley 13/2011 de Regulación del Juego se encontraba la prevención de la lupopatía y, a tal efecto, se creó el Consejo Asesor de Juego responsable, un órgano consultivo que abogaba por la promoción de hábitos saludables de juego.

En definitiva el panorama es tan grave, que en menos de tres años desde la legislación del juego online, éste ya es la segunda causa de adicción al juego para los pacientes que buscan asistencia por su problema de ludopatía. Y aunque existen factores personales de vulnerabilidad para la adicción al juego, al igual que ocurre con el alcohol, son ambientales los que en mayor medida favorecen y desencadenan esta patología.

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