La ketamina es una sustancia originalmente utilizada como anestésico, tanto en medicina humana como veterinaria, pero ha ganado notoriedad por su uso recreativo debido a sus efectos disociativos y alucinógenos. Se consume en contextos como fiestas y clubes nocturnos, ya que en ciertos entornos (con luces y música fuerte) puede generar sensaciones eufóricas y psicodélicas. Sin embargo, su uso recreativo conlleva importantes riesgos para la salud.
Efectos de la ketamina
En dosis bajas o moderadas, la ketamina provoca efectos similares a una borrachera, como visión borrosa, dificultad para hablar, pérdida de coordinación, euforia y sensación de bienestar.
A dosis más altas, puede inducir efectos disociativos severos, conocidos como el k-hole, en los cuales el usuario experimenta una desconexión total de su cuerpo y entorno, con alucinaciones intensas y sensación de despersonalización o desrealización (El País).
Riesgos y adicción a la ketamina
Aunque el potencial adictivo de la ketamina es menor que el de otras drogas como la heroína o la cocaína, el uso frecuente puede llevar a una rápida tolerancia, haciendo que el consumidor necesite dosis cada vez más altas para lograr los mismos efectos.
Esto aumenta el riesgo de adicción, además de problemas graves de salud, como cistitis intersticial, una inflamación dolorosa de la vejiga que puede requerir cirugía. (El País).
Tratamiento de la adicción a la ketamina en Asturias
El tratamiento de la adicción a la ketamina incluye las fases de: desintoxicación, deshabituación, rehabilitación y reinserción social.
Desintoxicación: Supervisada por médicos, esta fase busca eliminar la droga del cuerpo de manera segura, tratando los síntomas físicos de abstinencia, como ansiedad y posibles convulsiones.
Deshabituación: Fase basada en cambiar patrones de comportamiento y pensamiento que llevan al consumo. La terapia cognitivo-conductual es fundamental para ayudar al paciente a manejar los desencadenantes y el «craving» (deseo intenso de consumo).
Rehabilitación y reinserción: Además de sesiones individuales, la participación en terapias grupales permite a los pacientes compartir experiencias y recibir apoyo mutuo, lo cual es clave para fomentar el sentido de comunidad y responsabilidad en el proceso de recuperación. La última etapa del tratamiento se enfoca en la reinserción social, preparando al paciente para enfrentar el mundo exterior sin recaer en el consumo. Esto incluye el fortalecimiento de habilidades sociales, laborales y familiares. Muchos programas ofrecen seguimiento terapéutico para asegurar que el paciente mantenga un entorno saludable y pueda gestionar posibles desafíos
El tratamiento integral no solo ayuda a superar la dependencia, sino también a recuperar su calidad de vida.
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