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El rol de la familia en la recuperación de adicciones en Asturias

Las adicciones no afectan únicamente a quien las padece directamente. Diversos estudios y experiencias clínicas han demostrado que el entorno cercano —especialmente la familia— también se ve profundamente impactado, tanto a nivel emocional como funcional y relacional.

Un estudio publicado en Adicciones (Revista Española de la Sociedad Científica de Estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y otras Toxicomanías) señala que convivir con una persona con adicción altera significativamente la dinámica familiar, generando roles disfuncionales que muchas veces se mantienen incluso cuando la conducta adictiva cesa.

Las parejas suelen entrar en dinámicas de codependencia, priorizando las necesidades del adicto por encima de las propias. Los hijos pueden vivir con miedo constante, normalizando el caos como parte de su vida cotidiana. Los padres sienten culpa por no haber podido prevenir la situación, mientras los hermanos experimentan frustración o resentimiento por la atención absorbente que requiere la persona afectada.

El papel de la familia en la recuperación

Aunque el cambio debe surgir desde el interior de la persona con adicción, el entorno familiar juega un papel determinante para iniciar, sostener y consolidar el proceso de recuperación. La familia, que también sufre los efectos de la adicción, puede convertirse en un pilar clave de apoyo emocional, motivación y contención.

Qué hacer cuando la persona pide ayuda

Cuando una persona con adicción finalmente dice “quiero ayuda”, ese momento es clave y delicado. La respuesta del entorno puede marcar la diferencia entre avanzar o retroceder.

Recomendaciones:

  • Practicar la escucha activa: permitir que se exprese sin interrupciones ni sermones; validar sus emociones sin minimizar ni dramatizar.
  • Evitar el juicio: las críticas o reproches pueden hacer que se cierre. En su lugar, ofrecer comprensión y disposición para acompañar.
  • Buscar ayuda profesional conjunta: proponer soluciones concretas, como asistir juntos a una primera consulta o informarse sobre centros especializados en Asturias.

¿Y si no acepta ayuda? Cómo actuar cuando la persona con adicción no quiere cambiar

Una de las situaciones más dolorosas para una familia es ver cómo un ser querido se hunde en su adicción sin querer reconocer el problema ni aceptar apoyo. Esto genera impotencia, culpa, enfado y desgaste emocional. Sin embargo, existen formas de actuar que permiten mantener la dignidad, cuidar de uno mismo y seguir ofreciendo apoyo sin anularse en el intento.

Gestionar la frustración y protegerse emocionalmente

Es natural sentirse bloqueado tras múltiples intentos fallidos de ayudar. En estos casos, es fundamental recordar:

  • No puedes obligar a nadie a cambiar, pero sí puedes elegir cómo posicionarte ante la situación.
  • Emociones como la tristeza, el enfado o la decepción son válidas. No se trata de evitarlas, sino de aprender a gestionarlas saludablemente.
  • Aceptar la realidad sin resignarse es el primer paso para recuperar el equilibrio emocional y tomar decisiones más conscientes.

Practicar el autocuidado y atender las propias necesidades es esencial. La familia también necesita sanar.

Establecer límites sanos: un acto de amor y protección

Poner límites no significa abandonar ni rechazar. Al contrario, es una forma de protegerse y proteger la relación de dinámicas que perpetúan el daño.

Límites recomendados:

  • No cubrir las consecuencias del consumo (deudas, excusas, mentiras).
  • No tolerar comportamientos violentos, ya sean físicos o emocionales.
  • Comunicar con claridad lo que se está dispuesto a tolerar y lo que no, sin amenazas ni chantajes.
  • Separar el amor por la persona del rechazo a su conducta destructiva: se puede amar y poner límites al mismo tiempo.

Aunque establecer límites puede ser doloroso, muchas veces marca un punto de inflexión que lleva a la reflexión y, eventualmente, al cambio.

Cuidarte también es ayudar

La recuperación de una adicción es un proceso complejo que no siempre depende del deseo inmediato de la persona afectada. Pero la familia no está sola, y tampoco debe asumirlo todo. Cuidarse, informarse y establecer límites saludables no solo protege a quienes rodean al adicto, sino que puede ser el inicio de un verdadero cambio.